Es de noche de nuevo y no te puedo sacar de mi mente, te quiero llamar, para qué son las noches si no para decir y hacer lo que no se puede en el día, media botella de vino después lo único que saborea mi paladar es deseo, caigo dormido y como todas las noches sueño contigo, sí, lo disfruto, pero prefiero estar despierto, verte, estar cerca y jugar a ese juego de cruzar miradas que me eriza la piel.
Es de mañana, te veo y me pregunto: ¿Cómo es que un inocente “hola” hace cambiar dramáticamente el color de tus mejillas? ¿Has tenido alguna vez has tenido la sensación de nadar contra la corriente? Así me siento, cuando intento contener las ganas de ti que tengo siempre.
En la tarde soy presa de la inseguridad y empiezo a pensar que no sientes lo mismo, pero después me miras directamente a los ojos, dices algo y terminas la oración mordiéndote el labio; rápido volteas la mirada pero sé que de reojo me vez, y se te dibuja una sonrisa en la cara. Es como si supieras que en ese momento me estoy convirtiendo en una bestia salvaje, que mis pupilas se dilatan y se acelera mi respiración, intento recuperar el aliento en una mezcla entre la ahogó y placer. Lo que para ti es un juego que evidentemente disfrutas para mi es una tortura.
Es de noche de nuevo y no te puedo sacar de mi mente…
Mixpov 